En las entradas anteriores contaba algunas cosas respecto a mi último año escolar, pero quiero entrar en un tema que es bien sensible en primer término... En la época de la adolescencia, también (la mayoría de los casos), se encuentran a los amigos que duran casi para siempre, y también las primeras veces en las que el amor toca a tu puerta. Ese año me pasó algo como eso. Como encontré varias compañeras de colegio que de a poco, se fueron convirtiendo en amigas, se abrieron otras puertas. Fui a fiestas, las mismas clases, y otras actividades, fueron haciendo posible que conociera otras personas y otras realidades. En esa época, me gustaba mucho H., una compañera de preu, pero después me gustó una chica de 3° que no me pescaba para nada. Comenzando agosto, estuve en un cumple re especial, conocí a C., pero el mundo se me transformó por completo cuando vi por primera vez a G... C. era la presidenta del CC.AA. y en esa época iba en 3° Medio. Por una casualidad, nos dimos cuenta de que éramos vecinos, o casi vecinos, y comenzamos a salir, a escribirnos cartas, y a empezar algo parecido a una relación seria. Pero siempre pensaba en G. y la idealizaba mucho, quería conocerla, sacarle palabras, qué sé yo... Estaba siempre presente en mis pensamientos... Muchas veces, cuando la veía caminar, imaginaba que sus pies no tocaban el suelo... Tal vez, fue la primera vez que me enamoré, creo de todas maneras, que fue así...
Pero ella no lo supo por ese entonces... y si lo supo... no creo que le haya importado mucho...
Ahí comencé una cadena de hechos equívocos que aún no he superado... A C. la dejé por ese sentimiento fugaz, y a lo mejor, pudo haber sido la persona de mi vida, y la dejé irse... Tampoco supe si alguien estaba interesada en mi por esos tiempos... Estaba como cegado. Eso se ha mantenido por años de años, con otras personas que conocí después y quizás eso tenga solución. Por ahora, no la hay, pero estoy en búsqueda de ella. Aunque a veces, el trabajo me supera y la realidad también...
1 comentario:
Yo cuando tenía 16 años, llevaba dos años y algo pololeando, y lo amaba tanto, pero tanto, que me llegaba a doler la guata.
Viejos buenos tiempos.
Saludos, buena semana
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