Después de mucho tiempo, volvemos con nuestra serie "Homenajes", en la cual le dedico algunas palabras a cosas que me gustan: Bandas Musicales, Libros, Películas.
Hoy hablaremos de una de las bandas chilenas más importantes de todos los tiempos. Nos referimos a "Los Prisioneros". Como siempre, no contaremos su historia o algo parecido, sino que me limitaré a contar mis experiencias personales en torno a este grupo...
Desde cuándo los escucho: Para eso, haremos una pequeña reseña. Corría el año 1985, una época bien difícil, pero que no pude apreciar en todos sus elementos por mi niñez. Los Prisioneros habían lanzado a fines del año anterior su primera producción "La Voz de los 80", y se escuchaba mucho ese año en Radio Galaxia FM. 1986, fue el año de la consagración. Lanzan "Pateando Piedras", y conocen los públicos más masivos, siendo considerados ese año, la banda más popular del país, claro que a espaldas de ciertos medios que los consideraban "agresivos, resentidos, y con poca calidad musical". Desde ahí en adelante, los escuché bien seguido, y cuando busco alguna respuesta, ya sea en la música o en los textos, las sigo encontrando a través de la audición de sus discos.
Por qué los escucho: Los escucho básicamente, porque en su época representaron la voz de un cierto sector de nuestra población que no tenía derecho o acceso a opinión. También los escucho porque facturaron buenos lp's (La Voz De Los 80 (1984), Pateando Piedras (1986), La Cultura De La Basura (1987), están entre mis discos favoritos de la historia). Tuvieron a un letrista genial, inteligente y agudo como Jorge González, que a través de músicas bastante digeribles y poco complejas, retrató a la sociedad chilena de la época tratando una serie de problemas sociales como por ejemplo, la cesantía, la falta de oportunidades para jóvenes de bajos ingresos, el arribismo, la negatividad del libre mercado, entre otras cosas. También los escucho, porque muchos de nosotros nos vemos reflejados, y su historia de vida y musical es parecida a un sueño ideal: jóvenes de clase media baja, de un sector popular de Santiago, conquistan los mercados a punta de rock, guitarras y actitud.
Como muchas buenas historias al interior de una banda de rock, a veces las cosas no terminan del todo bien. Tuvieron un quiebre a fines de 1989, donde salió el guitarrista Claudio Narea, y siguen por un par de años como dúo (Jorge González y Miguel Tapia) hasta su separación, donde cada uno de los ex integrantes siguió carreras en forma bien intermitente. Volvieron el año 2001, con la formación original, donde actúan 2 días consecutivos en el Estadio Nacional a tablero vuelto, y sacan el correspondiente disco en vivo ("Estadio Nacional", 2002), y realizan giras por Chile y el extranjero. Editan "Los Prisioneros" del año 2003, un disco bastante disparejo, con canciones notables y otras no tanto, donde vemos que Jorge González perdió algo el rumbo como compositor, y nuevamente hay un quiebre con el despido de Claudio Narea, por "diferencias musicales y personales". Su último disco oficial fue "Manzana" de 2004, y ahí creo yo, se acabó la magia definitiva.
Lástima que una banda de este calibre se haya terminado de tan mala manera. Muchas veces me he preguntado dada la situación actual que vivimos, si sería necesaria una banda de este estilo, para dar a conocer problemáticas. Yo creo que sí. Los músicos y artistas en general están para denunciar fallas, reflejar la sociedad (lo bueno y lo malo) pero no para resolverlas. Para eso están los políticos... Algún día hablaremos de nuestros políticos... pero creo que en todos lados son iguales de malos.
Con esta última reflexión, nos despedimos. Será hasta una próxima oportunidad. Espero opiniones.
jueves, 28 de octubre de 2010
martes, 19 de octubre de 2010
El Rescate del Siglo
Hace casi una semana, fuimos testigos de un hecho notable, casi épico. El rescate de 33 mineros (32 chilenos y un boliviano) de las profundidades de la Mina San José, al interior de la III Región de Atacama (norte de Chile).
Y de ahí, lo tremendo, el hecho de cómo planear este rescate, lo que en un principio iba a demorar casi 4 meses. Pero todo resultó según lo planificado, y el rescate final se produjo el miércoles 13 de ocrubre, día que recordaremos por siempre. Donde estuvimos pendientes de lo que sucedió hasta su final feliz.
Es de esperar que este lamentable accidente, nos de varias lecciones. En particular, que se respeten los derechos de miles de trabajadores que estamos en malas condiciones laborales, no sólo mineros y/o/u obreros, sino que también, profesionales que estamos muy mal tratados. Que los políticos se pongan los pantalones y solucionen estas necesidades de una vez, y que los malos empresarios (también los de reparticiones públicas) paguen (no sólo en dinero, sino que también con cárcel) por los malos tratos hacia sus empleados.
Esta historia se venía gestando desde mucho antes, cuando a principios de agosto de este año, estos mineros desarrollaban su faena y se encontraron con un derrumbe. Se temió lo peor, que fueron sepultados bajo tierra, pero algunos días después, se produjo el primer milagro, que estaban con vida, sanos y salvos al interior de un refugio.
Pero lo que viene ahora, después de la euforia, los fuegos de artificio, las emociones y los "misión cumplida", son una serie de preguntas y opiniones. ¿Este accidente se pudo haber evitado? Según lo que recabé en informaciones de prensa, creo que si. ¿Estaban estos mineros desarrollando su trabajo en muy malas condiciones? Absolutamente. También mucha gente creo yo, ha comprado la opinión de que el gobierno, y especialmente el ministro de minería son los super héroes del asunto... Según mi modesta opinión, los hombres clave fueron el ingeniero jefe (sr. Sougarret), los rescatistas, y todas aquellos que colaboraron. Cualquier gobierno, sea del lado político que sea, habrían hecho exactamente lo mismo que este gobierno, que a todo esto lo hizo bien. Era su misión. La idea era rescatar a esos trabajadores. En el fondo, para eso votó el porcentaje de chilenos, para que ellos solucionaran el asunto. Es su trabajo, no sólo por ahora, sino que por todo su período. Es como cualquier persona que hace bien su trabajo, nada más. Lo que me pareció, salvaje, fue como los medios de comunicación transformaron todo este asunto en un reality... a mi al menos, me saturó. Además, el periodismo siempre tiene esa frase cliché... "la opinión pública tiene derecho a saber", pero al menos yo sólo estaba interesado en que el rescate fuera exitoso... lo demás fue pura chimuchina...
Es de esperar que este lamentable accidente, nos de varias lecciones. En particular, que se respeten los derechos de miles de trabajadores que estamos en malas condiciones laborales, no sólo mineros y/o/u obreros, sino que también, profesionales que estamos muy mal tratados. Que los políticos se pongan los pantalones y solucionen estas necesidades de una vez, y que los malos empresarios (también los de reparticiones públicas) paguen (no sólo en dinero, sino que también con cárcel) por los malos tratos hacia sus empleados.
A veces soñamos demasiado, pero las cosas serían diferentes, al menos en Chile, si miráramos un poco hacia el necesitado... pero eso es utopía. Será hasta la próxima, cuando, algún día, volvamos con la serie "Homenajes".
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